A la hora de preparar el café molido, el agua y su temperatura son claves. La temperatura ideal del café depende de la altura al nivel del mar donde lo preparemos, esta varía entre los 90°C-96°C, es por eso que el método de ver las burbujas subir en la olla o estar a punto de ebullición, es de gran ayuda si no sabes la temperatura adecuada para el café en tu ciudad o no tienes a la mano un termómetro.
Esta clave es importante para lograr una extracción adecuada del café. Si el agua está más fría se dará una subextracción dando una taza pálida y débil de sabor, pero si por el contrario está más caliente se dará una sobre extracción con sabores fuertes y amargos.
- Después de preparado el café, lo mejor es tomarlo lo más pronto posible. Sin embargo, si eres de los que prefiere consumirlo en el trabajo, para conservar el sabor y el aroma es importante depositarlo en un recipiente que mantenga la temperatura entre 65 y 80°C.
- Después de molido, el café es propenso a oxidarse, por lo que si no es posible realizar la molienda justo antes de la preparación, se recomienda almacenarlo ya molido en recipientes herméticos que no permitan la entrada de aire.
- El calor que emanan las estufas, los hornos, los microondas y otros elementos pertenecientes a las cocinas, acelera la oxidación del café, haciendo que pierda sus características.
Guarda el café molido en un recipiente hermético y preferiblemente en la nevera -o bien en una alacena alejada del calor-, en un espacio apartado de los alimentos que desprendan olores fuertes, ya que podrían transferirlos y estropear su sabor.
- Ahora bien, si se cuenta con la capacidad de adquirir un horno tostador y un molinillo, la tarea será mucho más fácil, pues basta con almacenar el grano verde en un recipiente hermético, lo que te asegurará que el sabor y el olor permanezcan sin alteraciones.